martes, 2 de abril de 2013

Las zapatillas rojas

He de reconocer que no soy muy adicto al género musical. Pero esta película, que tiene mucho de musical, me ha ido atrapando conforme iba sonando su magnífica banda sonora, trufada de excelentes fragmentos de música clásica. En realidad es una historia de amor y un drama. Pero ante todo es una historia de celos y de la dicotomía entre carrera profesional y amor. La protagonista ( Moira Shearer), que por cierto era bailarina profesional, debe optar por ser la mejor en su profesión o dejar esta para acompañar a su amor. La eterna dicotomía que solía suceder a muchas mujeres entre su carrera profesional o su marido. 

    La película se centra en el mundo de la danza clásica. Aparece una gran compañía de danza de gran prestigio internacional, dirigida por un excéntrico y enigmático personaje, Lermontov, eje central de toda la película, que recuerda mucho a los ballets rusos de Diaghilev, de hecho el personaje parece inspirado en el mismo Serge Diaghilev. Están en Londres, en el Covent Garden, y un joven compositor, Craster,  se apresta, junto a muchos otros, a acceder a una representación de la compañía. Allí reconoce que ha sido plagiado por el director, rápidamente pedirá explicaciones a Lermontov, pero este, muy hábilmente lo contrata, habiendo reconocido su gran talento.  

   Por otro lado una prometedora bailarina, la señorita Page, consigue que el tortuoso Boris Lermontov le ofrezca una oportunidad con ocasión del estreno de una nueva representación basada en "las zapatillas rojas", el cuento de Hans Christian Andersen. El glamour de la propia compañía y de mónaco, se entremezclan con las luchas entre bambalinas dentro de la propia compañía, Craster es contratado como director adjunto y, tras modificar la partitura de la obra original, dirige el estreno de la obra. El éxito es total y absoluto.

   Mención aparte merecen los 15 minutos de metraje con la representación del ballet por Shearer ( su interpretación general no es tan buena, recordemos que era bailarina profesional y no actriz) Es extraordinario, incluso para los que no gusten de este género artístico. No se hacen pesados, la música es magnífica y la escenografía y montaje de la secuenciación es magistral. Acabada la representación Lermontov ( que está enamorado de Page) le ofrece ser la mejor, la única, la gran diva. Pero aparece el amor y el choque de trenes con Craster, el director. Cuando Lermontov se entera despide a Craster y después la gran Victoria Page debe decidir entre su apasionado amor por Craster o su carrera profesional. Lermontov la presiona hasta extremos inimaginables, él la quiere como una posesión personal, quiere hacer de ella la mejor bailarina sobre el orbe, es su forma de demostrale su amor, pero es posesivo, frío, solitario, severo y cruel. Piensa que la dedicación al arte exige que el arista, creador o intérprete, lo sacrifique todo, incluso el amor y la vida. 

    Recomiendo la visión de la película, la banda sonora es excepcional, la fotografía, en Thecnicolor, es buena. Aunque peca de excesivamente larga es ya un clásico del cine británico de finales de los 40. A mi consiguió atraparme, aunque es cierto que no a todo el mundo le gusta el género musical, la música clásica y el mundo soterrado del éxito y el fracaso artístico.





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