martes, 16 de abril de 2013

CRÓNICAS ( 2004)




  Película verdaderamente interesante aunque de muy difícil digestión por la temática que aborda, no apta para todas las sensibilidades. Hay que advertirlo porque esta cinta colombiana trata sobre un asesino en serie que disfruta secuestrando, violando y asesinando niños. La película aborda muchas cuestiones que pueden estar candentes a nivel socio-político como la perversidad del ser humano, el sistema penitenciario y policial en estos países latinoamericanos, los límites que debe tener la prensa y la propia ética de sus profesionales. También debates de índole moral como si debemos proteger con todos los medios legales a abyectos criminales en serie que sabemos que van a volver a actuar una vez recuperen su libertad. Otro aspecto que queda patente es la pobreza y miseria  de estos países que está extraordinariamente retratada por el director. Todos estos temas y muchos más se abordan en esta magnífica película producida por Cuarón y Guillermo del Toro. 

   En un pequeño pueblo ecuatoriano unos reporteros mejicanos, junto a una española ( Leonor Watling) están rodando un documental sobre unas misteriosas desapariciones de niños, a manos de un asesino conocido como el  monstruo de Babahoyo. El primer día que llegan está siendo enterrado el último de los niños encontrados. La familia está sufriendo mucho, toda la aldea está aterrada y en una gran tensión. De repente, a punto de terminar el entierro, aparece un convecino que, acompañado de su hijo, sufre un accidente con su camioneta con tan mala fortuna que atropella a uno de los hijos de la familia que acababa de enterrar al pequeño. 

     Entonces, el padre del niño, que acaba de morir atropellado, deja escapar toda su cólera y, junto a otros de la aldea, tratan de linchar al conductor de la camioneta. Las fuerzas del orden tratan de impedirlo, pero están a punto de no poder hacerlo. Mientras, el periodista sensacionalista Manolo Bonilla ( John Leguizamo), testigo del suceso, obliga a su cámara a grabar toda la cruel escena. 


  Durante toda la película se aborda el problema de la ética del periodismo y si, efectivamente, hay límites éticos que no se deben atravesar. El protagonista se los salta todos, con el fin de lograr un reportaje sensacionalista, en el que cree estar entrevistando al asesino, el misterioso hombre que había estado a punto de ser linchado por su fortuíto atropello. Muchas pruebas, que oculta a la policía con el único fin de conseguir el estrellato en la televisión sensacionalista de Miami, le conducen irremediablemente a este personaje al que le dejan entrevistar en la cárcel. 
   El espectador no sabe a ciencia cierta si este hombre ( fabulosa interpretación de Damián Alcázar, como Vinicio Cepeda) es el asesino. Tiene mujer y un hijastro, trabaja de viajante, está poco tiempo con su mujer, que además está a punto de tener un hijo suyo. ¿Quién puede pensar que esta persona esté detrás del psicópata criminal?. Pero en las entrevistas se revelan aspectos que sólo alguien muy cercano al asesino puede saber.  Pero no lo podemos saber. Sin embargo, Vinicio revela a Bonilla que ha conocido en persona al carnicero y que este le señaló el lugar donde tiene enterrado su siguiente víctima. El periodista, intrigado, descubre el lugar, pero lo oculta a la policía porque antepone sus intereses profesionales a cualquier otra cosa. ¿Es Vinicio el asesino?. No lo podemos afirmar. El objetivo de este es salir en televisión como la víctima del lichamiento y conseguir salir así de prisión ( en la que está por el atropello mortal del principio) y para ello se vale de Bonilla y su equipo.

   Muy bueno el retrato de este presentador o Showman televisivo, ambicioso y trepa ,también acompañado de una ayudante, nuestra Leonor Watling que hace un papel casi testimonial aunque pone cordura en ciertos momentos. Verdaderamente es un thriller muy bien dirigido y construido, aderezado de magníficas interpretaciones, sobre todo la de Alcázar, que ofrece una exhibición interpretativa. Altamente recomendable, aunque no apta para personas muy sensibles, como ya decíamos.

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