miércoles, 17 de abril de 2013

DEXTER


No es habitual encontrar en este blog reflexiones acerca de series de television, pero esta serie norteamericana, que comencé a ver hace unas semanas, merece comentario aparte. Dexter ( Michael C. Hall) puede ser uno de nosotros, uno cualquiera, que albergue en su interior a otra persona diferente de la que representa, un magnífico investigador de muestras de sangre en la policía de Miami. En realidad, en el fondo de su alma, es un despiadado asesino en serie, que disfruta troceando a sus víctimas con una precisión digna de Jack el destripador. Sin embargo no es un ser malvado porque gracias a su padrastro, que descubrió en él cuando lo adoptó al psicópata que llevaba dentro, supo entrenarlo, dirigirlo para que toda su rabia contenida se dirigiese únicamente contra la peor escoria de la sociedad. 

   Dexter es un asesino de asesinos, un justiciero, pero muy diferente a ese Clint Eastwood pistolero. Es un hombre joven y atractivo, guapo, que cae bien a la gente porque es un buen profesional y no es para nada una persona que se pavonee de sus logros en la policía. Es un policía asesino, ejecutor de ejecutores, pero es buena gente. Sabe controlar muy bien sus instintos psicópatas e incluso, con el paso de los capítulos, vamos descubriendo que, a pesar de que el mismo, en su voz en off ( constante en toda la serie) se ve como alguien vacío que no es capaz de sentir ni expresar emociones, si que logra caer bien a la gente, hacer el bien a muchas personas y eso lo va cambiando muy lentamente.

    Encuentra a Rita ( Julie Benz), una preciosa mujer divorciada con dos  niños, víctima de malos tratos, que se tiene que enfrentar a la salida de la cárcel de su exmarido que irá a reclamar su derecho a ver a sus hijos. Dexter no sabe exactamente si la quiere, pero piensa que es la mujer perfecta: una persona destruída que, como él, se siente humillada por la sociedad e incluso incapaz de volver a practicar el sexo con nadie, puesto que fue también víctima de violación. Dexter cree encontrar, por egoísmo, su pareja perfecta: el no quiere implicarse emocionalmente con  nadie y puede estar con una persona que no le va a pedir nunca algo que el no puede dar. Sin embargo Rita, con su dulzura y buen hacer, conseguirá ir moldeando el corazón de Dexter, llegando incluso a entregarle su bello sexo.

    Además la relación con los niños es magnífica, aunque en todo momento el protagonista refiere esa falta de empatía propia del psicópata, nos habla contínuamente de que no siente nada, que no siente alegría, que no es capaz de alegrarse y reirse ante la risa de los demás. Sin embargo con el exmarido de Rita la cosa ya cambia de matiz, en principio se muestra distante y frío pero finalmente dará un pequeño pero notable empujón para que regrese a la cárcel, donde desaparecerá definitivamente.

    En la primera temporada aparece, junto a los típicos casos de asesinatos en los que debe participar como investigador, un sádico asesino en serie que congela a sus víctimas después de desangrarlas como a corderos en un matadero. A Dexter le motiva este caso, ya que él también es un asesino con pocos escrúpulos. Y todavía le va a motivar más cuando descubre que el asesino del hielo conoce su secreto. Juega con Dexter, entra en su domicilio y le deja pistas, pequeñas muñecas troceadas y perfectamente empaquetadas, tal y como hace con sus víctimas. Naturalmente no dice nada en la policía ni a su hermanastra ( también policía) porque sería descubrir su secreto. Poco a poco iremos viendo la evolución de la primera temporada y esa lucha titánica entre sombras y luces entre Dexter y el asesion del hielo, con un final verdaderamente sorprendente.

   Aunque la serie parece la típica serie de policías americana contiene un conjunto de virtudes que hace casi adictivo su seguimiento. Los capítulos son cortos y con muchas revelaciones nuevas, casos intrincados y esa actitud que solo el espectador y Dexter conocen, ese secreto, del que hace uso en ocasiones para salvar vidas quitando algunas manzanas podridas. Las regresiones a su infancia y pasado están muy bien trabajadas, así como su voz en off, muy reveladora en determinados momentos. La primera temporada se sigue con atención. A partir de la segunda las cosas se clarifican en ciertos sentidos aunque surgen nuevas tramas que lo enredan todo, incluído a nivel sentimental. También aparece algo que lo cambia todo: aparecen los cuerpos que Dexter ha ido diseminando en bolsas de plástico en la bahía, y ahora Dexter es, sin que nadie lo sepa, el asesino de la bahía.¿ Debe investigarse a sí mismo? ,Recomendable aunque yo solo llevo una temporada y media, desconozco las tramas de las siguientes temporadas, pero reconozco que me identifico con él. Me he enganchado a este tipo siniestro y frío, que se siente vacío. Todos podemos ser Dexter porque todos podemos albergar en el fondo de nuestro corazón el instinto asesino que nos empuje a eliminar a todos aquellos que hacen daño a los que más queremos.

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