lunes, 29 de abril de 2013

CREMATORIO (2011)

 
   Una de las mejores series de televisión o, mejor dicho, miniserie, que los telespectadores españoles han tenido la oportunidad de disfrutar. Con un magnífico guión, duro y creíble, centrado en la corrupción política y su realción con las mafias del este y de la construcción en la costa mediterránea ( en una imaginaria Misent, que es, claramente, alguna ciudad del levante español)  la historia se va desarrollando lentamente en una sucesión de capítulos que dejan al espectador literalmente sin aliento, preguntándose: ¿todo esto ha podido pasar en realidad o es pura ficción?. Y, evidentemente, tiene enormes dosis de ficción, es una historia imaginaria, pero que  podría haber pasado y no nos extrañaría nada que así hubiera sido.  


    Lo que se narra en la serie es la vida de un veterano constructorRubén Bertomeu ( José Sancho) casado en segundas nupcias con una bella azafata ( Juana Acosta), y sus prácticas empresariales en las que carece del más mínimo escrúpulo a la hora de llevar adelante sus objetivos. Unta a todo tipo de  políticos y dispone de un buen número de empleados, digamos que "especiales", que le han venido haciendo el trabajo sucio durante décadas. Sus prácticas se acercan más a la actividad de una auténtica mafia, estorsionando, coaccionando, sobornando e, incluso, llegado el caso, eliminando físicamente a sus enemigos. Sus tentáculos abarcan también concesiones de tanatorios y otra serie de negocios turbios. La muerte de su hermano le hace reflexionar sobre su pasado, en una tranquila costa mediterránea en los años 60 y cómo había construido de la nada su imperio empresarial y urbanístico. Mediante contínuos flash-backs vemos el humilde origen, partiendo de un pequeño negocio familiar ligado a la agricultura. Y vemos a un Rubén ya ambicioso, planeando llegar muy lejos y cómo su hermano y madre se oponen a toda esa alocada idea de forrar de ladrillos toda la costa mediterránea.

  El inicio es impactante, pues salta por los aires uno de sus negocios-tapadera, el tanatorio, dónde se descubre accidentalmente que se trasladan cuerpos troceados sin permiso alguno por la ciudad. A partir de ahí la policía y un juez valiente, apoyado por la fiscalía comienzan a tirar del hilo. Iremos viendo desfilar toda esa trama corrupta, donde llegaremos a observar prácticas de auténtica banda mafiosa como utilizar caballos muertos para transportar drogas.

  Para empeorar las cosas, uno de sus empleados, Collado ( Pep Tossar), casado y con hijos, que ha perdido la cabeza por una prostituta huye con ella del puti-club siendo perseguido por un mafioso ruso dueño del prostíbulo. Este mafioso del este, que también es dueño de un club de fútbol, se enfadará mucho y tratará de acabar con él. Como quiera que este personaje secundario se ve desprotegido por su amo, acude a la policía a denunciar a su jefe, como venganza. A partir de ahí se suceden los acontecimientos porque el juez y el fiscal ven la oportunidad perfecta para hincarle el diente al todopoderoso Rubén Bertomeu e imputarlo por diversos delitos.



   La serie es impactante y atrapa desde el primer capítulo. Nos llega a entristecer que sólo tenga una temporada, porque representa muy bien nuestra realidad cotidiana y está francamente muy bien realizada. Es nuestra historia más reciente, políticos corruptos y concejales de urbanismo a sueldo, ignorantes que creen que el progreso está en el ladrillo,  despilfarro de unos nuevos ricos, lujo, esnobismo. El personaje de la hija de Bertomeu, una magnífica Alicia Borrachero, es paradigmático. Artista, galerista de arte gracias al padre mafioso, apartada de toda esa ponzoña, irá descubriendo todo lo que su padre le había ocultado, a la vez que su propia vida y matrimonio hacen aguas, impotente también con su  hija hippie y rebelde.

   La ambientación está muy lograda, con  unos exteriores rodados en Alicante y su provincia, no dejan lugar a la duda de las intenciones de la realización.Hasta la cabecera de la serie demuestra buen hacer, está muy lograda, es excepcional, incluso la canción de Loquillo.  Realidad y ficción se entremezclan en un cócktel tremendamente explosivo y que se llevará por delante todo ese espectáculo caricaturesco, cómico y trágico a la vez, de nuestro bendito paraíso terrenal mediterráneo. La serie, que consta tan solo de 8 capítulos, ¡¡pero qué capítulos, que tensión, que acción, que intriga, que drama¡¡, deja muy buen sabor de boca. No podemos equipararla a las grandes series sobre mafia americanas, pero para ser un producto nacional obtiene una nota muy notable.

  Las actuaciones son excepcionales, no sólo la de Sancho, en uno de sus últimos grandes papeles, sino el resto de actores secundarios, pues es una serie de magníficos secundarios que rodean al gran Pepe Sancho. Parece un papel hecho para él, que solo él podría representar.  En definitiva un excepcional producto televisivo español, muy superior a la media de lo que se hace por estos pagos. Como curiosidad, aparece la maqueta real del que iba a ser megapalacio de congresos de Alicante, con lo que resulta curioso que las autoridades valencianas se prestaran a colaborar con la serie. Evidentemente no habían leído el guión.


   Valga este comentario como  homenaje al tristemente fallecido José Sancho, actor de raza, de los que ya van quedando pocos, de una generación que tuvo que vivir en dictadura y salir a flote con mucha dedicación y entrega. In Memoriam.

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