martes, 16 de abril de 2013

LA PIANISTA (2001)



  Uno de los títulos más controvertidos de Michael Hanecke. La pianista es un viaje hacia el submundo de la enfermedad mental y las obsesiones sexuales, del inconsciente erótico de las personas. La protagonista Isabelle Huppert ( Erika) lleva a cabo una extraordinaria interpretación, llena de matices, de luces y de oscuridades bien trabajadas desde el guión. Ella es una profesora de piano en el conservatorio,  una mujer de mediana edad, sin pareja, muy volcada con su profesión y muy estricta para con sus alumnos.


     Pero en el fondo esconde visitas a cines porno y sex-shops, es una persona que busca encontrar un camino en el sexo, pero en su vertiente más macabra, precisamente para poder evadirse del control e influencia se su madre anciana, con la que vive y que la domina. Vive, por tanto, una doble personalidad. Es una mujer con una belleza a punto de apagarse y una gran profesional del piano, muy admirada por el mundo académico ofreciendo una imagen de gran seriedadad y respetabilidad. En una audición a la que asiste como invitada queda admirada de la maestría del que será uno de sus alumnos, ( Benoit Magimel), mucho más joven que ella, pero que tratará de seducirla, de acercarse y atrevese a entrever a través de  esa estricta máscara de seriedad en la que envuelve sus verdaderas pasiones.


   Observamos las dificultades emocionales de la pareja protagonista, sobre todo Erika. Es un quiero y no puedo contínuo, donde ella parece que no se atreve a dar el paso definitivo mientras fantasea con juegos eróticos demasiado " arriesgados", casi enfermizos. Mientras, el joven amante está buena parte de la película desconcertado, no sabe muy bien cual es el secreto de la pianista. Sin embargo nos vamos adentrando en esa personalidad disfuncional en lo sexual, la relación se vuelve salvaje y violenta.

   
 Es interesante esa relación que observamos entre el mundo del piano, cruel y descarnado con aquel que carece de talento, donde la propia protagonista se muestra extremadamente dura para con muchos de sus alumnos, a los que casi humilla, examinándolos con extremada dureza y su vida personal que esconde ese deseo de dominio y masoquismo. Sin embargo no ofrece situaciones excesivamente morbosas. No esperen ver nada más allá de lo que pueda dejar aparecer su  imaginación. No obstante, el director no deja de ofrecernos unas situaciones que no dejarán indiferente al espectador, al que no se le hace pesado el metraje.

  Los personajes están muy bien trabajados, tanto protagonistas como secundarios. El guión está bien construido, sabe mostrar deseos ocultos que todos podemos albergar pero que jamás nos los hemos planteado. Hay escenas que  quedan en la retina: la bañera, el cine porno, el abrigo) y que nos revelan todo ese interior tormentoso de Erika, la pianista.   Sin embargo, el final deja algo perplejo, como poco convincente, esperaríamos algo más, que no acabase de esa manera, pero eso no desmerece esta película ya considerada de culto.
      Dentro de la segunda etapa de Haneke, la pianista es una de sus mejores obras. Utiliza ese estilo frío y sobrio habitual .  Igual que en otras películas trata de la perversidad de las relaciones humanas. E igual que en toda su filmografía, traza muy bien ese lado anónimo que todos tenemos, que todos podemos albergar en el fondo de nuestro inconsciente: nuestros instintos más salvajes.
   

No hay comentarios:

Publicar un comentario