
El padre de familia del que hablamos es Frank, el señor Ratcliffe ( Ianin Glen ) que, como decimos, lo prepara todo para emigrar a lo que él piensa que es el paraíso en la tierra, la mal llamada República Democrática Alemana ( RDA). La Alemania Oriental, vamos. Y, aunque el resto de familia no está muy convencida (la hija adolescente y contestataria se opone, la hija pequeña, autoritaria, se cierra en banda y el cuñado simplón que vive con ellos tampoco muestra mucha alegría), la señora Ratcliffe, Doroty ( Catherine Tate) acaba siendo seducida por la idea descabellada de su marido. Estamos en la Inglaterra de 1968, un país estancado económicamente en el que se están produciendo unos cambios sociales de gran calado, revolución sexual y Beatles incluídos. El mundo está cambiando y el bloque occidental atraviesa momentos de crisis como la lucha por los derechos civiles en EEUU y la Guerra de Vietnam.

El aspecto del totalitarismo comunista está tratado de una manera simpática y graciosa. Desde el primer alojamiento que el Estado asigna a la familia, cutre, desmochado y sucio, que ya anuncia el desenlace, hasta la vergonzosa ceremonia de recepción al nuevo profesor universitario. Aunque podemos decir que no se adentra en las atrocidades del régimen de la RDA aunque aparece también la temida Stasi, policía secreta.
El papel del padre de familia está maravillosamente interpretado por Glen. Cierto que no tiene demasiados matices, es plana su interpretación, pero enternece por su inocencia y poca perspicacia. La que sobresale dentro de todo el conjunto es la protagonista del título de la película, la madre de familia fiel y entregada que es la primera que se da cuenta de que hay gato encerrado en el nuevo paraiso comunista. Además, su papel como luchadora madre que trata de sacar adelante a sus hijas en un ambiente completamente hostil, además de mujer traicionada en cierto momento por su marido es de lo mejor de la película. Y también el papel de su hermano medio autista, mayor, solterón que vive con ellos y se enamora de una estricta mujer madura vecina del bloque comunitario es enternecedor. Ambos personajes destacan mucho dentro de esta enrevesada comedia que, sin embargo, flaquea en varios puntos.
Coproducción húngara-británcia que posiblemente aborde un aspecto real e histórico de aquellas fechas: ciertas personas que hicieron el camino a contracorriente, que pasaron del occidente opulento al oriente comunista, al contrario que mucha población del este que soñaba con escapar de aquella cárcel que eran los países del telón de acero. Este hecho también aparece en la película, también tratado de forma irónica: el intento de escapar, de atravesar ese muro de dictadura para buscar un futuro mejor para ellos y sus familias.
En definitiva una comedia sin muchas pretensiones,entretenida, con una ambientación retro, disparatada por lo disparatado de las ideas que defendían los comunistas que no habían vivido ni visitado, más que en pequeñas exhibiciones potemkianas, es decir, mostrarles solo lo bueno, la pésima calidad de vida y las enormes cortapisas a la libertad que sucedían en esta parte de europa.
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