¿Nos hemos planteado alguna vez que pasaría si olvidáramos a nuestros seres más queridos?. ¿Sería entonces posible argumentar que esos seres, nuestros hermanos, nuestros propios hijos, jamás habían existido?. Partiendo de este interesante dilema la película nos traslada a la obsesión patológica de Telly Paretta ( Julianne Moore). Ella dice haber sufrido la pérdida de su hijo Sam en un accidente, tiene recuerdos, desde que nació, su crianza y, en especial, ese día en el que lo despidió en un avión camino de un campamento de verano y ya jamás regresó. Después llegaría la terrible noticia del accidente aéreo y el funeral. Pero Telly está loca, está bajo tratamiento, porque se inventa una vida paralela a la real. Nunca hubo niño. Su marido Jim (Anthony Edwards) y su terapeuta el doctor Jack Munce ( Gary Sinise) tratan de hacerle entender que al niño lo perdió en el parto. Pero ella no los cree, cuando llega vemos a Telly viendo fotografías con la criatura, incluso dispone de una antigua casette de VHS donde sale el niño jugando. Se trata de una enfermedad paranóico-obsesiva, dicen todos. Y un día encuetra que las fotos y los vídeos han desparecido, incluso la foto familiar donde aparecían papá, mamá y el niño está ahora sin el chaval. ¿Ha sido acaso borrada?. La cuestión a dilucidar es si por la mente de Telly, a la cual, por fin, le está haciendo efecto el tratamiento o por alguien que quiere hacer desaparecer cualquier prueba de la existencia de Sam, quiere borrar las mentes de todos los que rodearon aquel suceso.

De repente Ash comienza a tener un pensamiento....Lauren....Lauren...Lauren....y empieza a recordar. Sí, ¡Era su hijita!, pero, ¿Cómo había podido olvidala?. Rápidamente baja a la calle y ayuda a Ally a escapar. Ambos emprenden una huída frenética contra los agentes de la Seguridad Nacional y contra un individuo muy extraño que aparece siempre persiguiéndolos y parece que es inmune a cualquier golpe o caída.
Hasta aquí el argumento principal o, al menos, el comienzo de la trama que va a ir derivando cada vez con mayor claridad hacia la ciencia ficción. Obviamente Ally no estaba loca sino que todos habían olvidado. Quizás este aspecto el más interesante de la historia, el hecho de que todos olviden y la necesidad del olvido para superar determinadas situaciones personales e incluso sociales, el olvido de una socidad al completo para evitar males mayores.


En general una película sin demasiadas pretensiones, de temática sobrenatural, de ficción, pero que no desmerece su visionado sobre todo si lo que buscábamos era sufrir un poquito con el drama, y levantarnos del asiento en el tramo final inquietos ante algunos arrebatos, reflexionando sobre la pertinencia o no del olvido y su manejo por alguien desde "arriba".
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