miércoles, 25 de diciembre de 2013

UNA JORNADA PARTICULAR ( 1977)

 
  Película de sentimientos, de amarguras y de desasosiegos, de dos personajes al límite, en una sociedad eminentemente machista y homófoba, la sociedad italiana de los años 30. Toda la acción dramática sucede durante una jornada, un día, en el que llega a Roma el Fürher Adolf Hitler. Es el 6 de Mayo de 1938, declarado día de fiesta nacional. Mussolinni recibe al dictador alemán y todos tienen el deber, como buenos soldados italianos, de acompañar al visitante ilustre por las calles de la ciudad eterna.  Sin embargo no todos acuden a la fiesta. En un bloque de viviendas de clase acomodada Antonietta ( Sophia Loren) es esclava de su marido y su familia. Para ella nunca es festivo, siempre es día de trabajo. Debe, como buena madre y esposa, hacer sus tareas del hogar, limpiar, hacer las camas, cocinar, tender la ropa y un sinfín de tareas más. Obviamente su marido es un asqueroso fascista con todos los calificativos más negativos que se nos ocurran: es machista hasta el extremo, militarista y muy pero que muy fascista. Antonietta también lo es, todos lo son. En una sociedad totalitaria ni siquiera nadie se plantea que algo esté mal, que el líder supremo se pueda equivocar. Y ella es también machista y conformista con su propia situación aunque, en el fondo, le gustaría cambiar, sentirse querida y respetada por su marido y sus hijos.


    Esa mañana, cuando el edificio se queda casi vacío, solo con la presencia de una anciana portera, también extremadamente fascista y cruel, Antonietta pierde por la ventana la mascota de su marido, un pequeño pájaro negruzco que acaba posándose en la ventana de enfrente. Casualmente en esa ventana, en esa vivienda, otra persona no ha ido al desfile ese día. Tiene trabajo que adelantar y, además, ha sido represaliado por no comulgar con ruedas de molino. Gabriele ( Marcello Mastroiani) teme que la policía llame a su puerta en cualquier momento entre otras cosas porque es antifascista pero también porque es diferente a los demás. Su idea es acabar con todo, quitarse de en medio y dejar de molestar y sufrir. Y sin embargo Antonietta llama a su puerta en el momento preciso, intentando agarrar al pajaro que está posado cerca su ventana.


   Entre ellos se establecerá una fuerte relación afectiva en la que de manera pausada y lenta irán abriendo sus corazones solitarios y convirtiéndose en cómplices de esa soledad, de ese desprecio que los demás sienten por ellos. Ella descubrirá que puede ser algo más que un simple pedazo de carne que trae al mundo niños, que vale mucho porque Gabriele con su fina ironía le va destrozando sus arcaicas estructuras mentales, su forma de pensar uniforme, de servicio a la patria. Él descubrirá que puede ser amado, que no está solo y que es todavía un hombre atractivo. Un conjunto de equívocos llevará a Antonietta a creer que Gabriele puede ser lo que no puede ser: un amante fiel, un hombre que la ame, con el que pueda establecer una relación. Habrá momentos de gran tensión, incluída la sexual, donde él, sin revelar todavía su identidad sexual, se ve obligado a amar a Antonietta, ya deshinibida de todas las taras mentales con las que habitaba.


   Hay escenas prodigiosas de enorme tensión entre dos personajes que hacen quizás una de sus mejores interpretaciones de sus respectivas carreras cinematográficas. Es un verdadero duelo interpretativo, un diálogo tremendo, en un escenario teatral, puesto que no se ven exteriores. Sin embargo el fascio, el nazismo, está presente en todo momento.  El espectador se pasa toda la película escuchando marchas militares y la narración, en tiempo real, del homenaje de Italia a Hitler. En ocasiones es tan atronador el sonido y las voces exaltadas de los locutores que parece que los dos personajes estén en la mismísima Piazza Venecia, delante de la tumba al soldado desconocido, donde los dictadores italiano y alemán depositan su ofrenda. Scola consigue mediante este recurso narrativo hacer opresiva la película, envolviendo la escena, haciéndola casi insoportable.Y sin embargo están solos, con el solo incordio de la desagradable portera, que está ojo avizor, como metáfora de la vigilancia parapolicial a que el estado totalitario somete a todo un pueblo.

    Destacar ese momento interminable en el que Antonietta sube a tender la ropa con ayuda de Gabriele, una persona destrozada e insumisa junto a otra todavía con grandes prejuicios morales pero que acaba sucumbiendo a la inteligencia y madurez del hombre libre. Las sábanas al viento simbolizan la libertad que ambos ansían y que jamás podrán tener. Y, como no, la dura escena sexual en la que el hombre debe demostrar su masculinidad, a pesar de sus tendencias sexuales.


   Una película sencilla que Ettore Scola consigue hacer muy grande con su genialidad cinematográfica, en especial para crear esas atmósferas tan especiales en interiores. La fotografía de Pasqualino de Santis refleja esos tonos apagados, en especial los opacos esteriores, como queriendo representar lo obsceno, lo terrible de aquel día y aquellas fechas. Además cuenta con la ayuda de dos portentos interpretativos que, curiosamente, hacen lo contrario de lo que estamos habituados a verles: Mastroianni, el galán y conquistador, es un triste hombre reprimido y homosexual. Loren, la modelo de modelos, la mujer exhuberante es aquí una adocenada y descuidada ama de casa, despeinada y nada atractiva. Una lección de lo que debe ser un gran actor. Mastroiani acabó nominado al Óscar de la academia, así como la película.


   Un auténtico homeje a la libertad,  que tan bien representa Scola con esas ventanas, esas miradas de ambos, casi espías, ese amor desatado, quizás el primero de toda su vida para el ama de casa. Y después, el drama de Gabriele, su marcado final, casi teatral, que no deja mucho espacio para la esperanza. Finalmente acabará el desfile, el edificio se llenará otra vez y su familia volverá a situarla en donde le corresponde en una socidad retrógrada y arcaica. Una terrible crítica de Scola a su propio país, una apertura en carne viva de lo peor de su nación de un director caracterizado por la su valetía.

-FICHA TÉCNICA:


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