martes, 10 de septiembre de 2013

A PLENO SOL (1960)

  

  A pleno sol es uno de los mejores thrillers del cine europeo de todos los tiempos, un mangnífico producto de cine negro, basado en la novela El talento de Mr. Ripley de Patricia Highsmith décadas después reversionada, incluso con saga incluída, que logra despuntar en plena época de la Nouvelle Vague francesa.  Tom Ripley es un sinvergüenza, un tipejo sin escrúpulos que es contratado por un multimillonario americano para que encuentre a su hijo y consiga hacerlo regresar a casa. Ripley está encarnado por Alain Delon, en uno de los papeles que le hizo despuntar como sex symbol y lanzó su carrera al estrellato. Encuentra al joven en Italia y se hace amigo suyo. Este joven es Philip Greenleaf   hijo del millonario que derrocha su dinero y su vida en un interminable viaje por Italia. Es un vividor que enseguida atrae al propio Ripley por su forma de ser, de tratar a las mujeres, de estar siempre de farra, de levantarse a las mil y de navegar con su precioso velero por las islas del Tirreno.

   Se trata de un niño mimado al que su padre quiere de regreso a los EE.UU. para acabar con su carrera de playboy. Maurice Ronet interpreta magníficamente este personaje sin límites que tiene una novia a la que no hace mucho caso y, en ocasiones, desprecia. La chica, Marge Duval, interpretada por una Marie Laforet casi debutante y que borda su papel, es despreciada por Philip, es humillada por el en diversas ocasiones pero ella lo sigue amando. A todo esto Ripley ya se ha hecho amigo de Philip, vive su vida, sale de juerga y también se enamora de la bella muchacha, historiadora del arte que está escribiendo sobre Fray Angélico. 

   Pero no es solo eso lo que le gusta de Philip, sino todo: se identifica con el, le gusta su forma de vida desmesurada, observa como se dirige a la oficina bancaria para sacar todo el dinero que su padre regularmente le envía. En el fondo lo  envidia y quisiera ser el. En una escena del  principio Philipp descubre a Ripley vestido con su ropa y besándose a si mismo en un espejo, creyendo ser Philipp.  Pronto se embarcarán en un pequeño crucero hacia taormina, por el bello mediterráneo siciliano. 


  Es una película de suplantaciones de personalidad ya que Ripley querrá ser Greenleaf y lo será. Nadie sospechará durante cierto tiempo pero poco a poco se irá viendo cercado por sus propios errores. Una película que aborda las complejidades del ser humano, las envidias que corroen el alma, las necesidades al fin y al cabo de todo mortal y como estas pueden converger  en el más primario institinto criminal.  La película se basa en una novela de la nortemericana Patricia Highsmith, otra de cuyas novelas ya había sido adaptada por Hitchcok, de ahí que Gégauff, guionista adapte la novela
con toques hitchockianos. Tanto es así que el asunto del crimen perfecto es también una de las tramas más destacadas del film. A pesar de que Ripley, con su sangre fría, parece a salvo de cualquier mácula de sospecha, nunca existe la total perfección. Un grave error de cálculo le acabará costando muy caro.

   La extraordinaria banda sonora de Nino Rota y la fotografía son muy buenas. Esta última porque logra atrapar el magnífico brillo y tonalidad de Italia, de esa Italia del sur, en particular de los escenarios naturales y urbanos en la que está magníficamente ambientada: Roma, espectacular como siempre, Taormina y la isla de Ischia con su luz embriagadora del mediterráneo y su pintorescoo puerto pesquero. 

   Henry Decae, el fotógrafo de la Nouvelle Vague, proporciona un aspecto suntuoso a las localizaciones marítimas. Utiliza colores muy vivos y atrayentes. La dirección de Clement utiliza planos plenos de colorido, sin descuidar la luz de los escenarios. Por otro lado, Clement es capaz de distanciarse del drama, sin utilizar efectismos desmesurados, sino la luz, que es la base de toda la película. Utiliza siempre los pequeños detalles, los analiza y los recompone para el espectador que tiene que hacer un trabajo psicológico profundo.

  Los actores están fabulosos, empezando por Maurice Ronet en el papel de ese chuleta vividor y acabando por un Alain Delon en estado de gracia que interpreta poderosamente todo lo negro, lo oscuro y lo siniestro de un personaje sin escrúpulos. Mirada felina y sangre fría en los momentos más comprometidos, capacidad de cálculo para salir airoso de los más obtusos trances. Delon es diabólico, poniendo su propia belleza física al servicio de una expresividad llena de matices. Consigue así ser el eje de la película  ejecutando una interpretación magistral. 

   A pleno sol se trata ya de un auténtico clásico del noir europeo, una  película que consigue una luz que refleja lo siniestro de un plan maquiavélico y delirante en la que los principales actores brillan a una altura magistral. Imprescindible.

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