A pleno sol es uno de los mejores thrillers del cine europeo de todos los tiempos, un mangnífico producto de cine negro, basado en la novela El talento de Mr. Ripley de Patricia Highsmith décadas después reversionada, incluso con saga incluída, que logra despuntar en plena época de la Nouvelle Vague francesa. Tom Ripley es un sinvergüenza, un tipejo sin escrúpulos que es contratado por un multimillonario americano para que encuentre a su hijo y consiga hacerlo regresar a casa. Ripley está encarnado por Alain Delon, en uno de los papeles que le hizo despuntar como sex symbol y lanzó su carrera al estrellato. Encuentra al joven en Italia y se hace amigo suyo. Este joven es Philip Greenleaf hijo del millonario que derrocha su dinero y su vida en un interminable viaje por Italia. Es un vividor que enseguida atrae al propio Ripley por su forma de ser, de tratar a las mujeres, de estar siempre de farra, de levantarse a las mil y de navegar con su precioso velero por las islas del Tirreno.


Es una película de suplantaciones de personalidad ya que Ripley querrá ser Greenleaf y lo será. Nadie sospechará durante cierto tiempo pero poco a poco se irá viendo cercado por sus propios errores. Una película que aborda las complejidades del ser humano, las envidias que corroen el alma, las necesidades al fin y al cabo de todo mortal y como estas pueden converger en el más primario institinto criminal. La película se basa en una novela de la nortemericana Patricia Highsmith, otra de cuyas novelas ya había sido adaptada por Hitchcok, de ahí que Gégauff, guionista adapte la novela
con toques hitchockianos. Tanto es así que el asunto del crimen perfecto es también una de las tramas más destacadas del film. A pesar de que Ripley, con su sangre fría, parece a salvo de cualquier mácula de sospecha, nunca existe la total perfección. Un grave error de cálculo le acabará costando muy caro.

Henry Decae, el fotógrafo de la Nouvelle Vague, proporciona un aspecto suntuoso a las localizaciones marítimas. Utiliza colores muy vivos y atrayentes. La dirección de Clement utiliza planos plenos de colorido, sin descuidar la luz de los escenarios. Por otro lado, Clement es capaz de distanciarse del drama, sin utilizar efectismos desmesurados, sino la luz, que es la base de toda la película. Utiliza siempre los pequeños detalles, los analiza y los recompone para el espectador que tiene que hacer un trabajo psicológico profundo.
A pleno sol se trata ya de un auténtico clásico del noir europeo, una película que consigue una luz que refleja lo siniestro de un plan maquiavélico y delirante en la que los principales actores brillan a una altura magistral. Imprescindible.
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