El cine de Álex de la Iglesia es, ante todo, descarnado, carente de complejos (siempre políticamente incorrecto) y, cosa importante, casi siempre entretenido, al margen de las tramas de sus guiones y de los aciertos o errores que en ellos aparezcan. Todas sus cintas aparecen siempre tamizadas de un humor negro que lo empapa todo, de manera que ha conseguido imprimir un sello propio a cada una de sus películas. Desde aquella aquella bestial y mítica cinta en la que el diablo iba a nacer en las torres Kio, sus thrillers mezclados con comedia negra, son ya reconocibles como marca de la casa y, hay que señalarlo, como una magnífica marca.
La tarea de recrear medio siglo de la más reciente Historia de España, desde la Guerra Civil del 36 hasta el inicio de la Transición, con la voladura del Presidente Carrero a manos de ETA es un trabajo demasiado desequilibrado, a veces hilarante pero que deja de tener gracia muy pronto. Resulta francamente exasperante, una locura esperpéntica típica de un demente, pero con la salvedad importante de que es cine "De la Iglesia" en estado puro. Pero esta vez a Álex se le va la pinza, con unos diálogos francamente incomprensibles que conforman esta especie de "escopeta nacional hitchockiana" sobre la locura de todo un país, representados en los personajes casi psicóticos que nos presenta.
De la Iglesia ( autor del guión) se levantó un día y pensó: ¿Cómo cuento la eterna disputa entre las dos españas?. Pues a través de tres personajes que se vean irremediablemente atraídos y repelidos entre sí. Puesto que la historia va a tener como hilo argumental la vida y milagros de una compañía de payasos, tenemos al payaso tonto (Antonio De la Torre), el que hace gracia a los niños que en realidad es un maltratador, lo que dice una mala persona y por otro lado tenemos al payaso triste (Carlos Areces), que primero es un panoli que, traumatizado por la prisión y muerte a manos de los nacionales de su padre payaso, inicia su andadura, feo y desgarbado, como el payaso que no hace gracia pero que en realidad, en contraposición con su compañero, es buena persona, tan buena que acabará torciéndose irremediablemente. Ya le hemos liado, Álex: una españa de buenos contra malos.
¿Y quién es España?. España, amigos míos, es una mujer bella, maltratada por el payaso tonto, del que está locamente enamorada pero que, incomprensiblemente, es capaz de verse atraída también por el payaso triste que la trata como a una reina pero que "no es para ella". Ella ha nacido para sufrir, para ser vejada, humillada y para trabajar sin descanso hasta reventar desfallecida. Cuando despierta de su letargo y opta por la opción correcta, la que le hubiera dado una buena vida, es tarde ya para ella. Es decir, que España no tiene solución, concluye nuestro maestro de ceremonias. Nada sutil mensaje, por cierto.
No es por tanto difícil averiguar a qué dos españas representa cada payaso. Pero, al margen de esta interpretación histórico-política, lo que hay en el fondo es una historia de una violencia salvaje, de escenas rodadas con gran virtuosismo y espectacularidad y una segunda parte del film que se desinfla inmersa en un guión insoportable aunque, a lo Hitchkock, como siempre en el cineasta vasco, culmina a lo grande en un escenario épico y epicéntrico, ese lugar en dónde murió el padre del payaso tonto trabajando hasta reventar, el lugar donde fueron sepultados miles de víctimas al lado de su verdugo, el Valle de los Caídos, construido con el sudor y el esfuerzo de una España derrotada que siempre nos alcanza.
Ficha técnica:
Álex de la Iglesia
Roque Baños
Kiko de la Rica
Coproducción España-Francia; Canal+ España / Castafiore Films / La Fabrique de Films / Televisión Española (TVE) / Tornasol Films
ficha: filmaffiniy
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